Llevo con una raqueta en la mano desde los 5 años.
Mis padres cuentan, que la mejor forma que encontraron para calmarme cuando lloraba, era poniéndome un partido de tenis en la televisión.
Llegué a jugar al tenis hasta los 16 años, habiendo jugado a nivel nacional y proclamándome Campeón de Andalucía Junior en mi último año.
En ese momento, tuve que decidir entre irme a Barcelona (que por entonces era el lugar donde se apostaba por el futuro profesionalismo) o estudiar.
Elegí lo segundo. La inversión económica por entonces era muy difícil de sostener.